Me pongo delante de mis alumnos con la intención de transportarles lo más cerca posible a la Alemania de 1939. Empiezo a narrarles con toda la pasión del mundo, uno detrás de otro, aquellos amargos acontecimientos que marcaron la historia de Europa. Mis ojos empiezan a orbitar a la velocidad de la luz, sometidos a la acción gravitatoria ejercida por los astros que tengo delante, cuando empiezan a levantar las manos de uno en uno. -Profesor, ¿España qué hacía en ese momento?- , -Profesor, ¿cómo eran las armas que utilizaban los alemanes?- , -Profesor, ¿Estados Unidos está muy lejos de Japón?- Empiezo a responder todas aquellas dudas que van surgiendo 19, 20...21, 22, 23... pero son insaciables, cuanta más pasión le pongo y más información expongo más manos se levantan. Los nativos digitales empiezan a abrir ventanas buscando información sin darse cuenta que delante tienen un procesador de otra generación incapaz de dar respuesta a sus ganas de aprender.
Esta impotencia ha sido decisiva para iniciar una formación en Flipped Classroom y poder ofrecer a mis alumnos la educación que se merecen.
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